Método infalible para fijarte metas que te hará lograr lo que te propones en menos tiempo y ser más exitoso.
TODO EL TIEMPO NOS ESTAMOS FIJANDO METAS
Las personas estamos continuamente fijándonos metas en la vida, tanto consciente como inconscientemente. Cuando decimos voy a ver este capítulo de la serie y no más, nos estamos fijando una meta. Cuando decimos me voy a comer una tajada de torta solamente, también nos estamos estableciendo una meta. Si decimos: voy a leer tres páginas más hasta terminar el capítulo del libro, también nos estamos demarcando una meta. O al decir voy a caminar 10 minutos más, nos acabamos de fijar igualmente una meta.
Todas las anteriores son situaciones cotidianas de las cuales están llenos nuestros días, pero que en general no nos sentamos a analizar al momento de decirlas o pensarlas y, mucho menos, nos detenemos a tratar estas situaciones cotidianas como si fuera la fijación de una meta. Cuando en realidad eso es lo que estamos haciendo.
Pero así como tenemos en el día muchísimos momentos de los anteriormente descritos, también tenemos en nuestras semanas varios momentos de análisis en donde de manera más consciente y racional nos detenemos a revisar los sueños que queremos alcanzar y nos fijamos metas específicas para ellos.
“Continuamente nos estamos fijando metas, tanto consciente como inconscientemente."
Uno de los momentos más evidentes para todas las personas son los inicios de año. En esta época todos hacemos, de una u otra manera, un balance del año que termina y de los cambios que queremos implementar en nuestras vidas para el año que comienza. Es así como nos detenemos a pensar y nos establecemos metas concretas como este año voy a bajar 3 kilos, voy a hacer ejercicio 4 veces por semana o voy a leerme un libro al mes, entre otros.
SOMOS MUY OPTIMISTAS
Lo que nos pasa en ambas situaciones, es decir, tanto en las que nos fijamos retos o metas inconscientemente de que lo son, como en aquellas en donde de manera deliberada fijamos el objetivo a alcanzar, es que somos demasiado optimistas al establecer dichas métricas. Y ser optimista es muy bueno en general en la vida, pero en la fijación de metas el problema viene después, cuando somos conscientes del esfuerzo, los sacrificios o las renuncias que debemos hacer para cumplir dichas metas en los plazos que establecimos.
La mayoría de las veces, cuando nos hacemos conscientes de todo lo que nos cuesta o implica alcanzar aquello que nos fijamos, nos da pereza continuar en el intento, empezamos a sentir que es algo muy difícil (casi imposible) de alcanzar y nos genera un sentido de frustración que nos lleva a abortar la meta y abandonamos el objetivo que teníamos.
Sin embargo, el abandono de esta meta lo hacemos llenándonos de excusas, todas ellas quizás ciertas, pero que en últimas lo que buscan es crear un mecanismo de defensa para no decirnos a nosotros mismos que fracasamos, pues a nadie le gusta sentirse como un fracasado y mucho menos decírselo ni que se lo digan. Ahí es donde aparecen en nuestra cotidianidad frases como no he podido estar juicioso con la dieta porque este mes he tenido muchas fiestas o invitaciones. Esta semana no he podido hacer ejercicio porque he tenido mucho trabajo y me ha tocado quedarme en la oficina hasta tarde. En estos días no he podido leer nada porque he llegado rendido a la casa y además me he tenido que poner a hacer las tareas con mis hijos.
EVITA ABORTAR TUS METAS
Por ello, para evitar caer en esta situación, existe una clave que podemos utilizar para fijarnos metas más realistas que se ajusten a nuestra forma de ser y que el esfuerzo que nos demanda alcanzarlas no nos haga abortar el proceso. Consiste en que una vez nos fijemos la meta la partamos a la mitad en caso de que consista en hacer o alcanzar algo, o que dupliquemos el tiempo requerido para ejecutar la tarea en los casos en los que la meta esté asociada a un término o duración.
“Una vez te fijes una meta pártela a la mitad o duplica el tiempo que estableciste para lograrla.”
Esta regla es especialmente válida para aquellas situaciones o hechos que nos cuesten, se nos dificulten o nos de pereza hacerlas. Porque entre más difícil o aburrido es algo para uno, más fácil será encontrar excusas para no hacerlo y abandonarlo en el intento.
Así, cuando por ejemplo te fijes la meta de bajar 3 kilos, cámbiala por bajar 1,5 kilos. Cuando te digas que vas a hacer ejercicio 4 veces a la semana, cambia tu meta por hacer ejercicio 2 veces a la semana. Y cuando digas que te vas a leer un libro cada 30 días, cambia dicha meta por leerte un libro cada 60 días.
Te podrás estar diciendo en este momento que no tiene sentido ponerte una meta tan bajita si lo que de verdad quieres es bajar 3 kilos, hacer ejercicio 4 veces a la semana o leerte 12 libros en el año. Sin embargo la clave en la fijación de metas es entrar en un círculo virtuoso de quienes triunfan por cumplir sus metas y no en el círculo vicioso de quienes se frustran y deprimen por no cumplirlas. Sobre este tema profundizaremos más en una próxima publicación.
Pon en práctica esta regla en la fijación de metas y cuéntanos cómo te va.
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