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Combate la procrastinación con estas tres reglas

Foto del escritor: Juan P. LemaJuan P. Lema

Deja de decir que no tienes tiempo para ciertas cosas que en realidad no quieres hacer. Más bien combate la procrastinación con estas tres reglas. 


Combate la procrastinación con estas tres reglas

Seguramente has escuchado el decir que “los ríos tienen memoria”. No significa literalmente a que la tengan. Esto se refiere a su capacidad de recordar sus viejos cauces, la expansión y altura de sus lechos, y las áreas que estacionalmente ocupa y ocupaba. Pues lo mismo sucede con la procrastinación: tiene memoria.


La procrastinación, como mecanismo que desarrollamos para evitar aquello que nos incomoda de alguna manera, podemos combatirla pero no erradicarla. Es decir, puedes implementar mecanismos que te ayuden a dominarla por un cierto tiempo, pero con el paso de los días lo más probable es que aprenda cómo sortear la barrera que le pusiste y vuelve a salir a flote. 


Por ello, soy de los que cree que la única forma de combatir la procrastinación es a través del desarrollo de la conciencia y la aceptación de que una tarea o actividad la estamos procrastinando y, aunque no se lo reconozcamos a otros, no decirnos nosotros mismos mentiras en cuanto a la verdadera acción que estamos ejecutando: procrastinar. 


Una vez seamos conscientes de que no hacemos algo porque no nos gusta, porque nos da miedo, porque no sabemos cómo hacerlo, porque proviene de una persona con la que no nos llevamos tan bien o cualquier otra fuente de incomodidad que puedas imaginarte, podremos elegir la clave para combatir la procrastinación y controlarla. Pero ojo, una sola manera no te será suficiente. Dada su buena memoria, debes conocer más formas de combatirla para que cuando la que implementes te deje de funcionar, puedas optar por otra. 


Por esto, te comparto hoy tres mecanismos para combatir la procrastinación, que no son excluyentes y que se complementan fácilmente:



1. LA REGLA DE LOS DOS MINUTOS


Esta regla, que fue creada por Davide Allen y que es diferente a la que hace parte del sistema del triple dos, indica que cualquier cosa que te tome menos de dos minutos debes realizarla inmediatamente te expongas a ella, en lugar de dejarla para después. 


La reacción natural ante una tarea o actividad que no nos gusta o que nos incomoda es dejarla para después. La mayoría de las personas nos preguntamos ¿por qué vamos a ponernos a hacer algo que nos fastidia pudiendo hacer algo más? Y esta es la razón por la que muchas personas dejan todo para último minuto y falsamente creen que trabajan mejor bajo presión. 


Aplicar esta regla para combatir la procrastinación es muy beneficioso, porque no solo será exitosa en su cometido principal, sino que al abordar de una vez todas las tareas o pendientes que tomen menos de dos minutos en su ejecución vas a mantener depurada tu lista de pendientes y vas a sentir que tienes mucho menos cosas por hacer, disminuyendo el estrés y angustia que la sensación del exceso de trabajo nos puede generar.


Pon esta regla en práctica con la próxima tarea que te pidan por correo, chat o email y que sientas que te tardarás menos de dos minutos en ejecutar. Luego analiza si la hubieras dejado por ahí en el fondo de tu lista gracias a la procrastinación.

 


2. LA REGLA DE LOS CINCO MINUTOS


Fíjate la meta de trabajar cinco minutos en una tarea que estés procrastinando. Solo cinco minutos y nada más. Pon un cronómetro en cuenta regresiva para controlarlo y empieza a trabajar. A los cinco minutos, cuando suene el temporizador, pregúntate si quieres continuar trabajando en ella o si prefieres parar. Y actúa consecuente con lo que sientas. Tan simple como esto. Al día siguiente lo vuelves a repetir. Y así, sucesivamente, hasta que termines la tarea que quieres procrastinar. 


Esta regla tan simple es una de las más poderosas que conozco para combatir la procrastinación. Esto se debe a que como la procrastinación está asociada con emociones negativas (miedo, pereza, parálisis, etc.), la mayoría de las personas no queremos enfrentarlas. Sin embargo, cinco minutos son un periodo de tiempo tan corto que es difícil rehusarse a trabajar por cinco minutos en algo, por incómodo que nos sea. 


Ahora, lo que pasa en nuestra mente es que, por lo general, la percepción frente a la tarea nos cambia una vez pasan estos cinco minutos y como lo difícil es empezar (y ya lo hemos hecho), la mayoría de las veces las personas decidimos seguir ejecutando la tarea, rompiendo la inercia de procrastinación en la que veníamos. Incluso algunos estudios han demostrado que el 99% de las veces las personas deciden continuar. 


Prueba esta regla con la lectura de un documento que encuentras aburrido, con salir a caminar o hacer ejercicio o con la preparación de un informe o presentación para alguien de tu oficina que no te cae tan bien.



3. LA REGLA DEL “NO PIENSES EN ESO”


Si algo caracteriza las tareas que procrastinamos es que pasamos más tiempo pensando en ellas, en sus implicaciones, en la búsqueda de razones que nos impulsen a hacerlas, que el que realmente nos toma ejecutarlas. 


Y es que esta lucha interna que tenemos para justificar y racionalizar el no afrontar algo que nos incomoda, nos lleva a perder demasiado tiempo y, sobretodo, energía en un proceso insulso que al final no sirve para nada, pues toda tarea, por mucho que la procrastinemos, al final la vamos a tener que enfrentar. 


Entonces la próxima vez que te des cuenta que estás pensando en cómo excusarte de algo o en las razones por las cuales no deberías hacer algo o en el tiempo en exceso que tienes para su fecha límite y que te sirve como excusa para no afrontarlo, pon un alto a tu cerebro y no pienses más en eso. Más bien ponte a trabajar. Te aseguro que, una vez termines esa tarea que intentaste procrastinar, vas a reflexionar si ejecutar la tarea te tomó tanto tiempo como pensabas o si fue más corta y sencilla de lo que pensabas. 



Te invito entonces a que identifiques una tarea que hayas estado evadiendo. Si no identificas ninguna, mira en tu lista de pendientes alguna tarea que te hayas propuesto hacer al menos tres veces pero no la hayas podido terminar por falta de tiempo o porque algo más urgente surgió. Esa es una tarea que has procrastinado, sin importar cuáles hayan sido las razones que tuviste para no completarla. 


Una vez la tengas identificada, aplica una de las tres reglas que te expliqué y me cuentas en los comentarios cómo te va. Qué tanto pudiste avanzar y si en algo cambiaron tus resultados. 


Ah, y no olvides recompensarte por haber implementado una de las reglas. Todo cambio positivo que realices en tu vida es el fruto de un esfuerzo que, por pequeño que sea, merece ser reconocido y recompensado. Esta no es la excepción. ¡Disfrútalo y celébralo!

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