Evaluar el costo de tus decisiones en función del tiempo te ayuda a ser más conscientes de cómo lo utilizas y a tomar decisiones más inteligentes.
Habías pensado que generalmente pensamos en el costo de las cosas en términos de cuánto dinero nos cuestan. Es decir, cuánto debemos pagar por ellas o qué monto hay que invertir para conseguirlas. Sin embargo, el verdadero precio de cualquier cosa que adquirimos o hacemos es la cantidad de tiempo, o mejor, de nuestras vidas, que intercambiamos por ellas.
Y es que siendo nuestro tiempo el único recurso verdaderamente finito en nuestras vidas, deberíamos evaluar el costo de cada cosa que adquirimos, cada decision que tomamos, cada compromiso que aceptamos como el tiempo de nuestras vidas que estamos entregando a cambio de ellas. Nuestra verdadera y más valiosa moneda de cambio son nuestros minutos o nuestras horas.
Piensa en un día típico tuyo. ¿Cuánto tiempo pasas trabajando? ¿Cuánto desplazándote de un lugar a otro? ¿Cuántas horas dedicas a deambular por tu celular entre chats y redes sociales?
Todas etas actividades, aunque no pagas directamente ninguna cantidad por ellas, sí tienen un costo en tiempo y en vida. Porque las horas que dedicas a ellas no las podrás recuperar jamás y no las podrás dedicar a ninguna otra actividad. Una vez te las gastas las pierdes para siempre.
Piensa en aquellas cosas, personas o actividades que más valoras. Eso que es más importante para ti en la vida. Todo aquello que te llena y te hace sentir pleno. Ahora calcula cuánto tiempo les dedicaste esta semana o el mes pasado. ¿Fue más de lo que le dedicaste a otras actividades que no te llenan tanto? Ya puedes ver cómo todas las decisiones que tomaste en el pasado frente a qué hacer tuvieron un costo en tiempo para ti.
Y es que a menudo dejamos de dedicarles tiempo a todo aquello que nos importa y le entregamos ese tiempo a una serie de actividades, eventos o situaciones que llenan nuestros días sin sentido. Muchas de estas cosas las hacemos por obligación, porque otros nos las piden, por perseguir metas o alcanzar cosas que realmente no nos importan sino que nos sirven para aparentar ante los demás. Y lo peor, acrecentando la deuda de tiempo y de vida con aquello que sí es importante para nosotros.
Por eso, te invito a reconocer el verdadero costo de todas y cada una de tus decisiones. Cuando dices que sí a una cosa, estás diciendo inevitablemente que no a algo más. Entonces, di que sí lentamente. Es muy fácil caer en el espiral de no dedicar tiempo a lo que queremos y nos importa por perseguir un supuesto y aparente éxito, en aras de ganar un poco más de dinero que creemos nos hará felices. Pero reflexiona, ¿a costa de qué?
Propiciar el balance de vida entre las diferentes dimensiones de tu ser es crucial para alcanzar la plenitud y la tranquilidad. Necesitas priorizar lo que verdaderamente te importa y ser consciente de las decisiones que tomas con respecto a cómo gastas tu tiempo. Esto te implicará fijar límites a tu trabajo, dejar de participar en proyectos adicionales y, sobretodo, aprender a sacar todos los días tiempo para dedicarlo a algo que te haga feliz.
Además, recuerda que el tiempo es un recurso limitado. Al evaluar cuánto tiempo te consume una decisión, puedes identificar si estás utilizando tu tiempo de manera eficiente y alineada con tus metas y propósitos de vida. Esto te ayudará a enfocarte en actividades que realmente aportan valor y a evitar aquellas que no justifican el tiempo invertido.
Así mismo, si tomas decisiones basadas en el tiempo que te consumirán, podrás gastar este recurso de manera más efectiva y hasta conseguir más tiempo en tu vida. Si una tarea o proyecto requiere demasiado tiempo en comparación con el beneficio que genera, es posible que sea necesario reconsiderar este enfoque o buscar alternativas. Es una buena técnica que te ayudará a priorizar las actividades basado en el tiempo que te consumirán en relación con el aporte que harán a al logro de tus metas y objetivos. ¿No te parece que tiene sentido?
Así que la próxima vez que te pidan quedarte en una reunión después de la jornada laboral en lugar de ir a practicar tu deporte favorito; o que te inviten a una cita o evento al que no quieres ir pero que te sientes comprometido a hacerlo en lugar de compartir tiempo con tus amigos; o que tengas la intención de no almorzar para poder terminar un proyecto de carácter urgente; o que dejes de ir a un evento al colegio de un hijo por realizar un viaje de trabajo; o que te citen a una reunión virtual mientras tu familia está disfrutando de las vacaciones familiares en la playa; piensa si amerita dedicarle el tiempo que te demandará.
No olvides entonces que el costo de de tus decisiones en la vida lo debes medir por la cantidad de tu tiempo (vida) que estás intercambiando por ello. Asegúrate de que tus elecciones valgan la pena el intercambio. Elige pasar tu vida haciendo aquello que te importa más.
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