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Foto del escritorJuan P. Lema

Estoy cansada de cocinar

Algunos días tenemos más ganas de cocinar que otros. Por eso, pon en práctica estas nueve recomendaciones para mantener viva la pasión por alimentarte bien y que te acercarán más a tus objetivos y metas.

Cocinar es una de las actividades que más me gusta hacer y que de verdad disfruto, pero también reconozco que hacerlo en el día a día es de lo más agotador que existe. Y es que una cosa es ocasionalmente ensayar una receta nueva o preparar algún antojo que tengamos y otra muy distinta es tener que cocinar todos los días, varias comidas al día. Esto sí que es agotador.

Te estarás preguntando ¿esto que tiene que ver con el manejo del tiempo? La respuesta es todo. Porque el cansancio o agotamiento que muchos sentimos por tener que cocinar todos los días, especialmente en aquellos días o momentos en los que tenemos mucho trabajo o estamos agotados y con los niveles de energía bajitos al final de la jornada, nos llevan a no ser creativos y a alimentarnos de una manera poco saludable, haciendo que a un organismo que requiere energía para recargarse, en su lugar, lo llenemos de basura o de alimentos que no nos gustan tanto.


Al final esto se vuelve un círculo vicioso: tengo tanto trabajo y estoy tan cansado que no quiero cocinar y me como cualquier cosa o pido un domicilio, y por comer cualquier cosa no tengo suficiente energía ni ánimos para trabajar, por lo cual soy menos productivo y me rinde menos.


Un estudio publicado en el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity demostró que las personas que come comida preparada en casa al menos cinco veces a la semana, consume más frutas y vegetales que aquellos que comen en casa tres o menos veces a la semana, y tienen un índice de masa muscular y un porcentaje de grasa más normales.


Y es que la limitación más grande para disfrutar esta actividad no es la falta de ingredientes, ni la falta de ideas (de las cuales están llenas las redes sociales), sino el cansancio y el agotamiento que genera en nosotros el exceso de carga laboral y el mal manejo que le damos a los niveles de energía durante el día.

Por ello, te quiero compartir estas nueve recomendaciones para que pongas en práctica cuando sientas que tu rutina diaria hace que sientas la preparación de la comida como un obstáculo o una carga más y logres así que la cocina diaria pase de ser una molestia a una actividad de cuidado personal que sea fácil, rápida, entretenida y, sobretodo, que aumente tu productividad.


  1. Replantea la experiencia: en lugar de ver la cocinada como una actividad más que te toca hacer o como una acción rutinaria que te molesta, mírala como una actividad de cuidado propio y de quienes viven contigo. Y es que en realidad, tener la posibilidad de elegir qué ingerimos y con qué tipo y calidad de alimentos nutrimos nuestro cuerpo es un lujo. Además, cambia tu mirada y visualiza el tiempo que dedicas a cocinar como una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y relajarte, pensando en otras cosas mientras te alejas de las pantallas y dejas de pensar en los problemas o dificultades que tuviste durante el día.

  2. Encuentra un reto: a veces, hacer que las cosas sean más desafiantes puede reavivar tu entusiasmo. ¿Por qué? La novedad de aprender a preparar una nueva receta puede hacer que cocinar sea emocionante nuevamente y te ayude a deshacerte del aburrimiento de la cocina. Una forma de hacerlo es pensar en qué plato te encanta de un restaurante favorito y tratar de recrearlo en casa.

  3. Establece noches temáticas: decidir qué preparar es una de las acciones más retadoras de la cocinada diaria por ello tendemos a caer en el aburrimiento y la monotonía gastronómica. Además, el tiempo que perdemos pensando qué preparar no nos agrega ningún valor y, por el contrario, lo sentimos como una carga innecesaria que deberíamos evitar. Por ello, dedicar cada noche de la semana a una especialidad culinaria o tipo de cocina temática que todos disfruten en casa te puede ayudar. Por ejemplo, lunes de comida mexicana, martes de pasta, miércoles de comida de mar, jueves de arroces, viernes de comida rápida, sábados de tapas, y así. Trata cada semana de hacer una nueva preparación relacionada con el tema elegido para ese día y reaviva el entusiasmo por la cocina.

  4. Utiliza un libro de cocina: no tiene nada de malo navegar por las redes sociales buscando nuevas recetas – yo mismo lo hago –, pero los libros de cocina te pueden ofrecer de una manera más fácil y rápida alternativas más sanas y que se ajusten a tus gustos sin dejarte atrapar por el agujero negro que es Internet. Además, usualmente los libros son más detallados en instrucciones para personas novatas, lo cual te ayudaría a decidirte a ensayar técnicas y preparaciones nuevas. Yo recientemente conseguí dos clásicos: el Manual de Cocina de Zaida Restrepo y La Buena Mesa de Sofía Ospina de Navarro. Si no quieres comprar el libro, pídele uno prestado a un amigo.

  5. Entrénate para desearlo: asociar actividades que no nos gustan, o que nos cuesta hacerlas, con actividades placenteras, que disfrutamos o que añoramos realizar es una buena técnica para combatir la evasión y la procrastinación. Entonces, escoge una actividad pasiva que puedas realizar mientras cocinas como escuchar un podcast, reproducir una lista de música de tu cantante favorito, poner un audiolibro o llamar a tus familiares y amigos para saber cómo están y realízala solo cuando estés cocinando. De esta manera te forzarás a realizar algo que no quieres tanto (en este caso cocinar) mientras realizas algo que disfrutas mucho. Eso sí, no te hagas trampa haciendo esta actividad desligada de la cocinada.

  6. Planéalo con anticipación: generalmente la parte más difícil de cocinar es decidir qué preparar. Entonces, en lugar de pararte frente a la alacena o de abrir la nevera para buscar inspiración cuando estés agotado y muerto del hambre, liberate de esa carga mental decidiendo con anticipación qué preparar cada día de la semana. Haz esta actividad los domingos, como una actividad en familia, e incluso asígnale a cada persona de la casa la responsabilidad de elegir el menú de uno o dos días, de manera que no solo te ayuden con la tarea, sino que también se sientan partícipes y responsables de la misma.

  7. Dispersa las tareas: cocinar implica una serie de acciones que viéndolas juntas pueden tomar mucho tiempo y sentirse más pesadas. Entonces aplica el adagio popular “Divide y vencerás” para hacer que la preparación de la comida se vea más simple y sencilla. En lugar de esperar hasta último momento para hacer todo, ve avanzando durante la jornada, una a una, con actividades como disponer los alimentos y utensilios necesarios sobre el mesón, lavar los vegetales, picar los ingredientes que lo requieran, etc. Cada una de estas actividades no te va a tomar más de 5 o 10 minutos y podrán hacer que la preparación de la comida como tal se sienta más corta y placentera.

  8. Cocina una vez y come dos: aplicar cualquiera de las técnicas anteriores te ayudará a disminuir la carga que sientes al tener que cocinar, pero no te liberará de tener que cocinar ningún día. Por ello, aprovecha aquellas recetas que lo permiten y prepara una doble ración para que guardes en la nevera. De esta manera, el esfuerzo realizado un día se verá compensando con una noche libre en los siguientes días cuando puedas simplemente calentar lo que ya tienes preparado sin tener que cocinar. Inclusive, si quieres, puedes congelarlo y consumirlo la semana siguiente. Ahora, si esta idea no te suena mucho, al menos ponla en práctica con algunas actividades o subrocesos de la preparación como picar vegetales, preparar una salsa, una base o un guiso.

  9. Toma atajos: cocinar en casa y comer sano no significa necesariamente hacer todo desde cero. Aprovecha las ventajas de la modernidad y compra algunos alimentos en estado inicial de preparación. Por ejemplo: vegetales que ya vienen lavados y picados; mezclas naturales para ensaladas a las que solo hay que añadirles la vinagreta; salsas preparadas con ingredientes naturales y de manera casera que están listas para usarse; panes congelados listos para hornear. Esto no es hacer trampa, es simplificar el trabajo sin sacrificar la calidad. Y te aseguro que muchas veces estas acciones son el empujón perfecto que necesitas para animarte a cocinar.

Finalmente, ten en cuenta que el esfuerzo físico que realizas al cocinar también tiene un beneficio mental. Según la nutricionista y dietista de Atlanta, Marisa Moore, cocinar te puede hacer sentir fuerte y confiado. “Nos empodera para nutrir nuestros cuerpos sin importar dónde estemos”.


Basado en The “I’m Sick of Cooking” Guide to Cooking. (2022, July 6). Nike.Com. https://www.nike.com/a/meal-prep-hacks-make-healthy-cooking-easy-and-fun?utm_source=Klaviyo

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