Para ser productivos y asegurar la ejecución de todo lo que tenemos por (o queremos) hacer, debemos anotarlo en una lista única.
EL DÍA SE NOS PASA EJECUTANDO PENDIENTES
Durante todo el día estamos haciendo cosas, tanto en el aspecto personal como en el laboral. La mayoría de estas cosas no se nos ocurren justo en el momento de hacerlas sino que obedecen a una tarea o actividad que nos habíamos fijado como un pendiente a realizar con antelación.
Por ejemplo cuando nos duele algo o sentimos un malestar por la noche, nos surge la necesidad de llamar a pedir una cita al médico. Al otro día cuando llamamos a pedir la cita lo que estamos haciendo es ejecutar una tarea que nosotros mismos nos pusimos la noche anterior. Luego, cuando vamos al médico a cumplir la cita que nos dieron, lo que estamos haciendo es atender un pendiente que nos fijamos al aceptar el día y hora que nos dieron para la cita.
Veamos otra situación. Cuando nos estamos bañando y nos damos cuenta de que se nos va a terminar el shampoo, automáticamente nos generamos el pendiente de comprarlo cuando vayamos a hacer mercado. Así, cuando estamos recorriendo los pasillos del supermercado, o al navegar por la aplicación o página web donde hacemos nuestras compras, al incluir el shampoo en nuestro carrito de mercado estamos ejecutando una actividad que nos habíamos fijado nosotros mismos unos días u horas atrás.
Pero pasa igual en el trabajo. Cuando nos sentamos a realizar un informe, de ventas por ejemplo, no lo hacemos porque de un momento a otro se nos ocurrió que sería bueno hacerlo y empezamos inmediatamente a hacerlo. Generalmente pasa porque nuestro jefe nos lo pidió en una reunión o porque se aproxima una junta o un comité y esto nos recuerda sobre la necesidad de realizarlo. O incluso porque alguien nos lo solicitó por medio de un correo electrónico. De nuevo estamos realizando una tarea que con antelación (bien sea minutos, horas, días o, incluso, semanas) se había convertido en un pendiente que debíamos hacer.
"Gran parte de los pendientes que tenemos son creados por nosotros mismos y no por terceros."
Un último ejemplo puede ser con una película de Netflix o un libro para leer. Cualquier día, en una conversación con un amigo o un compañero de trabajo, o camino a algún lugar mientras escuchamos la radio en el carro, nos recomiendan una película para ver o un libro para leer. Como esta recomendación se da en una situación en donde no podemos dejar todo tirado y empezar inmediatamente a ver la película o a leer el libro, lo que hacemos es generarnos un pendiente interno para que cuando tengamos el tiempo disponible para sentarnos ante el televisor a ver dicha película o al pasar por una librería comprar el libro que nos recomendaron.
Como ven, son múltiples las situaciones y los factores, tanto internos como externos, que activan las muchas cosas que tenemos por hacer en el día. Pero lo que tienen todos en común es que son pendientes que tenemos por hacer. Y de una u otra manera queremos que no se nos olvide hacerlos, bien sea porque obedecen a una obligación, a una necesidad o por el placer que nos genera cumplirlos (como es el caso de ver la película o leer el libro).
anota todos tus pendientes
Como la memoria falla y la mente nos juega malas pasadas, si queremos asegurar la ejecución de todo lo que tenemos por hacer debemos anotarlo. Y lo mejor es hacerlo en una lista única y centralizada de pendientes, en donde va tanto lo que tenemos por hacer en el trabajo como en el aspecto personal. De no hacerlo de esta manera , sino en diferentes listas de pendientes, podemos dejar de ver el panorama completo y abordar los pendientes sin tener en cuenta su importancia ni su urgencia y, además, corremos el riesgo de concentrarnos en una lista y olvidar las otras, haciendo que la ejecución de dichos pendientes también se nos olvide.
"Todo lo que deseamos hacer debe hacer parte también de nuestra lista de pendientes."
Esta lista de pendientes puede ser física (en un cuaderno, planeador o agenda) o electrónica (en un archivo en el computador, en los recordatorios, en la lista de tareas o en una aplicación diseñada para ello, de las cuales hay muchas). Puede utilizarse el mecanismo que se quiera, el que más se ajuste a nuestra forma de ser y que más nos ayude a lograr la ejecución. Lo único que debemos asegurar es que esta lista sea única y centralizada.
Además, te sugiero que el mecanismo que uses para crear tu lista única de pendientes pueda viajar contigo a todas partes; a la casa, a la oficina, en el carro, etc. Para que siempre que llegue algo a tu mente que no quieras olvidar, lo anotes inmediatamente y así no solo liberes tu mente, sino que asegures su ejecución.
La única forma de llevar la lista de pendientes que no recomiendo son los papelitos sueltos ni los adhesivos (tipo post-it), porque se traspapelan y se pierden con facilidad. De resto, todos los mecanismos son bienvenidos.
Escoge el mecanismo que vas a utilizar para tener tu lista única de pendientes y empieza a registrar allí tus pendientes. Revísala diariamente para que empieces a ejecutar y verás como nada se te vuelve a olvidar.
Compártenos aquí tus experiencias o inquietudes con respecto a esta técnica de la lista única de pendientes.
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