Hay decisiones que tomamos varias veces al mes, todos los días o incluso varias veces al día, consumiéndonos tiempo y energía. Por ello, toma una única vez estas decisiones y evita desperdiciar en ellas tu tiempo futuro.
Muchas personas se enfrentan a la encrucijada de querer contar con más tiempo libre pero a la vez tienen muchas cosas por hacer. Y es que aunque expertos en productividad recomiendan fortalecer el hábito de la delegación, para dejar de hacer muchas cosas logrando que otros las hagan por nosotros, este es un comportamiento que toma mucho tiempo aprenderlo a hacer y, sobretodo, aprender a hacerlo bien.
Sin embargo, la delegación no es el tema sobre el qué les hablaré en este artículo; eso es algo que trataré en el futuro. La invitación de hoy es a que tomes una única vez estas 15 decisiones que, aunque te consumirán algo de tiempo ahora, te ahorrarán cientos de horas en el futuro cuando evites tener que tomarlas de nuevo una y otra vez.
Ropa: una de las actividades diarias en donde más personas pierden tiempo es decidiendo qué ponerse. Personalidades como Steve Jobs, Mark Zuckerberg y hasta Albert Einstein decidieron no perder tiempo todos los días tomando esta decisión, tomando una única vez la decisión de vestirse siempre igual. Tú podrías hacer lo mismo aunque no hay que ser tan extremista. Establece hoy un mecanismo para definir que ponerte cada día en lugar de hacerlo cada vez que te vas a vestir. Podría ser tan simple como ponerte siempre la camisa que está a la izquierda en tu armario y guardar las recién lavadas a la derecha. O tomar la camiseta que está arriba de la pila guardando las limpias en la parte inferior.
Comida: algunas personas pierden más de una hora al día decidiendo qué cocinar o qué comer. Para evitarlo, establece menús semanales o quincenales y simplemente prepara o come lo que corresponde para ese día. Igual, cuando vayas a restaurantes conocidos, en lugar de divagar por el menú cada vez que lo visitas, define cuáles son los dos o tres platos que más te gustan y pide siempre uno de ellos.
Tiempo de concentración: encuentro siempre personas con dificultades para encontrar cuándo realizar ciertas actividades porque tienen sus agendas llenas de reuniones. Evita esto identificando cuál es el momento del día en el que eres más productivo (si no lo sabes, lo más probable es que sea a primera hora del día laboral) y bloquea estas horas al menos dos o tres días de la semana, todas las semanas, por los próximos años para que puedas concentrarte y trabajar y no lo vean disponible cuando te vayan a citar.
Música: descarga una serie de canciones, listas de reproducción o música que aumenten tu concentración y tenlas disponibles en tu teléfono o computador para que las pongas en bucle cuando vayas a trabajar. Evita tener que estar buscando qué vas a escuchar cada día y peor aún, ser interrumpido cuando se acabe una canción o por comerciales mientras estás tratando de trabajar.
Pagos: son varios los pagos de cuentas personales que todos debemos realizar mensualmente; el teléfono, la tarjeta de crédito, el arriendo o la administración, la cuota del crédito hipotecario, la pensión de los colegios de los hijos, los servicios públicos, el servicio de internet, solo por nombrar unos cuantos. En lugar de estar pendiente de la llegada de cada una de estas facturas para entrar a la sucursal del banco a pagarlos, programa su pago por débito automático con cargo a tu cuenta bancaria o tarjeta de crédito y olvídate de esta tarea que no te agrega ningún valor.
Redes sociales: no te voy a decir que dejes de navegar las redes sociales, aunque si lo haces ganarás aún más tiempo del que te propongo con esta acción. Sin embargo, deberías definir cuánto tiempo del día le quieres dedicar a cada red y cuándo las quieres acceder. Una vez o hayas hecho, implementa estos controles bien sea con las funcionalidades propias del celular o baja una aplicación que te ayude con ello. Siempre será más fácil tener autocontrol con una ayuda como esta que haciéndolo solo.
Sistema operativo: escoge un tipo de sistema operativo y haz que todos tus dispositivos electrónicos trabajen bajo él. No importa el que escojas, pero mi recomendación es que utilices aquel que predomina en tu entorno laboral. Esto facilitará la integración de funciones, información y acciones, además que te permitirá mantenerte acostumbrado a una misma forma de hacer las cosas. Créeme que estar cambiando de uno a otro no va a aumentar tu creatividad.
Aplicaciones: relacionada con la decisión anterior, está la de decidirte a utilizar todas las aplicaciones de trabajo o productividad afines con la plataforma de correo que utilizas mayoritariamente. Bien sea la de Outlook o la de Gmail, utiliza la agenda electrónica, el administrador de tareas, el gestor de contactos y el block de notas correspondiente harán mucho más sencilla la gestión de pendientes y te ahorrará muchos reprocesos.
Llamadas: algo muy común es que las personas pasemos mucho tiempo sin que hablemos con amigos, familiares o personas cercanas, simplemente porque se nos pasa el tiempo sin hacerlo. Por ello, para que no te quedes sin saber de las personas que te importan, realiza en tu celular una lista de aquellas personas con las que te gusta hablar y establece una alerta periódica que te lo recuerde, la cual, ojalá, concuerde con uno de tus desplazamientos diarios y así, cuando te salga la notificación, simplemente ve a la lista y llama a la persona que sigue en el orden en el que las anotaste. El día que termines la lista, simplemente vuelve a empezar la ronda.
Lavar la ropa: escoge un día de la semana (o cada dos semanas) en el que realizarás el lavado de la ropa. Puede ser el mismo para lavar todo o uno específico para la ropa de color, otro para la ropa blanca, otro para las sábanas y otro para las toallas. Acógete al calendario y haz que, de manera casi automática, sepas cuando tienes que lavar sin tener que ponerte a pensar si ya es hora de hacerlo o peor aún, que llegue el día en que no tengas limpio algo que te quieras poner.
Compras: identifica la periodicidad con la que se te acaban normalmente los principales alimentos y productos de aseo y establece un pedido automático repetitivo de los mismos en una plataforma digital o establece una alerta que te recuerde que los debes ir a comprar. Siempre será mejor estar abastecido de aquello que es necesario que pasar angustias porque se te terminó. Además recuerda que en el manejo de inventarios personales dos son uno y uno es ninguno.
Limpieza del hogar: contrata a alguien que te ayude con esta tarea. No solo te ahorrará tiempo valioso y te hará muy feliz (estudios han demostrado que gastar dinero en cosas que nos ahorran tiempo aumenta nuestra felicidad), sino que te ahorra la angustia de ver todo lo que tienes por limpiar. Si definitivamente decides no hacerlo, establece un día de la semana en el que realizarás un tipo de limpieza o la limpieza de cada lugar, para evitar que se te acumulen las cosas por limpiar, organizar o arreglar.
Citas médicas: reconoce cuáles son los médicos que visitas con regularidad, es decir, al menos una vez al año. En mi caso con el oftalmólogo, el internista, el dermatólogo y el odontólogo. En lugar de esperar a que llegue el momento de visitarlos para pedir la cita, una vez salgo de una de las citas programo de una vez la cita del siguiente año. Así, no solo me ahorro la angustia de no encontrar una cita cercana disponible cuando lo quiero visitar, sino que me ahorro el tiempo que me implica llamar y concretar.
Noticias: decide de una vez dejar de escuchar, ver y leer noticias. Te aseguro que nada malo te pasará. Por el contrario, liberarás una cantidad enorme de tiempo y disminuirás la sensación de angustia y desazón que trae consigo la mayoría de noticias negativas que recibimos por los medios de comunicación. Y tranquilo, que no vas a vivir desinformado, si algo importante ocurre algún amigo o familiar te lo hará saber.
Decir que no: convierte decir que no en tu respuesta por defecto. Entre más practiques el decir que no, más experto te volverás en ello. Con esto no solo liberarás tiempo que de otra manera ocuparías haciendo cosas que no quieres o no te gustan, sino que liberarás tu mente evitando tratar de recordar falsas excusas o tratando de inventar qué decir para no tener que decir que no.
Como podrás haberte dado cuenta, estas decisiones, como el 95% de las decisiones que tomamos en nuestro día a día, no cambiarán radicalmente el curso de tu vida y por ello no vale la pena que te desgastes ni que pierdas tiempo tomándolas cada vez. Claro que hay que tomar más decisiones pero dedica tiempo solo ese 5% que incluye las que son realmente trascendentales e importantes. Para todas las demás, establecer mecanismos que automaticen o aceleren su toma es una de las mejores inversiones que puedes hacer.
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